20 abr 2011

Enfermedades Psicosomáticas:
¿Por qué enfermamos?

Ahora es muy común ver, en ambientes clínicos y hospitalarios, frecuentes derivaciones o interconsultas con el departamento psicológico en vista que el problema o dolencia física del paciente no encuentra respuesta en la evaluación médica, por lo cual cada vez más se habla de este tipo de enfermedades que se denominan Psicosomáticas.
Las enfermedades psicosomáticas tienen su origen en un conflicto psicológico que se expresa a través de un síntoma físico; de esta manera, las emociones y los sentimientos negativos que no se puedan exteriorizar empezarán a manifestarse orgánicamente.
La idea crucial es entender al ser humano como una unidad que integre mente y cuerpo, y no como dos líneas de estudio que van por separado.
Al encontrar la cura del dolor emocional, el dolor físico encontrará alivio también. Es por ello la importancia de requerir un apoyo psicológico para encontrar el origen del conflicto que causa dichos síntomas físicos y lograr el fortalecimiento interno del paciente.
Por ejemplo, una persona que sufre de Depresión por un tiempo prolongado, verá debilitado su sistema inmunológico por lo cual estará vulnerable a cualquier tipo de infección. Se sabe también que el stress genera un aumento en los niveles de colesterol e hipertensión arterial, llegando a causar infartos o hemorragias cerebrales.
Las enfermedades psicosomáticas típicas a nivel del estómago son: gastritis, úlceras, colon irritable, entre otras. Y en el caso de la piel, el conflicto interno aparece exteriorizado en una psoriasis, urticaria, eccemas, caída de cabello.
Así también, ya es común hablar por ejemplo de un tipo de Asma en particular, el Asma emotiva. Y como estos, muchos más casos.

Dolor y Emociones: Psicosomática


El estrés, la ansiedad, la forma de enfrentarse a los problemas cotidianos, estados de ánimo negativos, depresión, características de personalidad, conductas relacionadas con la salud, etc. tienen un efecto directo sobre el organismo produciéndose una serie de reacciones neuroquímicas y hormonales en determinadas zonas del cerebro, del sistema nervioso autónomo y de determinadas glándulas endocrinas como la hipófisis.
Todo esto va a tener efectos en el funcionamiento normal del sistema inmunológico, cuya función es la de identificar y eliminar aquellas sustancias extrañas (virus, bacterias, hongos, etc.) que pueden perjudicar al organismo. De manera que si nuestro sistema inmune está dañado, es muy probable que estas sustancias invadan el organismo y favorezcan la aparición de algunas enfermedades.
Por consiguiente, se puede concluir que los trastornos relacionados directamente con la actividad del sistema inmune, como son las alergias, problemas en la piel, asma, etc., podrían tener su explicación en los efectos negativos que produce el estrés, acontecimientos relacionados con pérdidas de seres queridos, el desempleo, carencias afectivas, separaciones o divorcios, soledad, exceso de trabajo, etc.
Finalmente, la mejor manera de experimentar la sensación de bienestar -en todo el sentido de la palabra- implicaría darle cabida en igual proporción a las dolencias del cuerpo como a las de la mente, o bien llamadas también del alma. Tener menos reparos en atender nuestras necesidades afectivas y emocionales, y dar una mirada atenta a nuestras dolencias emocionales así como a las físicas, sin sentirnos mal por ello. Somos Mente y Cuerpo, uno solo.

Lic. María Cristina Erausquin Valverde
Citas: 991874258

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